Gracia, uno de los más pintorescos barrios de Barcelona, famoso por su aire alternativo y "progre", y por sus fiestas y juergas nocturnas fue en su origen una villa independiente.
En 1982 un empresario del barrio, al que le iban más que bien sus negocios, decidió llevar a cabo unas costosas reformas en su domicilio, en la Calle Josep Torres nº 20.La desgracia se cebo con el y con todo su imperio llevándole casi a la ruina. Agobiado por sus problemas económicos y con la inminente reforma amenazada por la falta de liquidez, decidió hacer un pacto con el diablo al que le vendería su alma a cambio de un primer premio de la lotería.
Fruto de ese pacto o por simple casualidad (mejor pensar lo segundo),consiguió el premio de la lotería con el que pudo acabar sus reformas y sanear su economía.
No solo con tener que saldar su pacto y cederle su alma al Diablo quiso también agradecerle tal fortunio y decidió homenajear al diablo y mando colocar en toda la fachada motivos ornamentales con cabezas de demonio y escenas infernales.
Ni que decir tiene, que nunca encontró la aprobación de sus vecinos, pero nunca quitó ni un solo elemento de aquella casa que según el había conseguido reformar gracias al diablo.
Después de mas de 100 años muchos detalles de la fachada fueron eliminados pero aún hoy siguen las cabezas del Diablo coronando las puertas, amenazando con su mirada a todo aquel que pasa por debajo.
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