En las
construcciones de Gaudí abundan signos y símbolos que son patrimonio
de determinadas sociedades secretas. Se intenta relacionar al arquitecto catalán con la masonería unicamente a partir de esta simbología en cada una de sus obras, ya que hoy en dia no se tienen constancia de documentos que así lo acrediten.
El Park Güell
es el trabajo más completo del artista. Desde arquitectura a ingeniería,
urbanismo, paisajismo, jardinería, despliegue de técnicas constructivas y
un notable apartado naturalista, sin olvidar la vertiente privada y
familiar vivida en su casa del parque, por un tiempo muy prolongado,
casi veinte años. El pensamiento de Gaudí late por todos los rincones en
el Park Güell, y curiosamente concentra muchos de estos animales y
signos de características míticas y de gran simbolismo, que se han
utilizado para afirmar la relación de Gaudí con la masonería.
Ya desde
la entrada, los peldaños de la escalinata que suben hacia la sala
hipóstila, suman 33, grado máximo de la masonería.
El mosaico ajedrezado de los muros de contencion de la escalinata se asemejan a los de la decoracion de los suelos de las logias masonicas.
Lo primero que nos encontramos al empezar a subir la escalinata, es una cabeza de serpiente.
Los hermetistas eran conocidos como "filósofos por el fuego" y su obra
se basaba en ordenar el caos; como al principio de los tiempos la ruina y
el mal se extendieron por el mundo por obra de la serpiente, para
ordenar ese caos es necesario quemarla
Una posible y mas que notable interpretacion es que el mosaico central azul representa al caos formado por la serpiente, el circulo amarillo representaria el azufre con el que quemar su cabeza y asi poder ordenar ese caos del que hablamos. Dado que Gaudí era extremista catalán, hasta el punto de ser arrestado por no querer contestarle en castellano a un policia, se gratificó de ponerle 4 barras verticales rojas en representacion de la senyera catalana.
La interpretación hermética se basa en que es una figura estática de
dorso sinuoso que sugiere movimiento, entre el horno a fusión o atanor
hasta la serpiente, y que obra de separación de las partes fijas y
volátiles del metal. Para el simbolismo de la alquimia, las salamandras representan el
espíritu del fuego y como tales se comportan transportando su esencia.
En este sentido, simbolizan la pasión, la destrucción, la purificación y
el movimiento, así como también la energía espiritual ascendente o el
alma virtusoa que puede salir de las llamas de la tentación sin herirse.
El símbolo de la Rosa Cruz se encuentra en uno de los plafones del techo de la sala de columnas dóricas
Detrás de su figura de dragón se halla representado un horno de fusión llamado atanor,
idéntico al que se encuentra en la Catedral Notre Dame de París e
instrumento más característico de un laboratorio alquímico. En su
interior, una piedra sin desbastar (que para algunos representa el
primer grado de la perfección de la materia, el "huevo filosófico"), es
envuelta en cenizas y calentada a través de un fuego interior, pero
indirectamente. En todo caso, los ascendientes de Gaudí eran caldereros,
es un instrumento que seguramente existía (similar) en el taller de su
padre, el Mas de la Calderera. En uno de los lados del atanor, se halla
esculpida una columna con granadas en el capitel, inequívoco símbolo
masónico. El atanor
representaba la reproducción del cuerpo, el azufre era el alma, el mercurio era
el espíritu, el sol el corazón y el fuego la sangre
En
una fotografía
“robada” que le tomaron el 11 de junio de 1926 en el Hospital de la
Santa Creu
i Sant Pau de Barcelona, en la región hipogástrica (ombligo) se puede apreciar
un mandil masónico, que se colocaban los maestros constructores durante
la Edad
Media. La costumbre de cubrir o proteger simbólicamente esta región es
común
entre distintas civilizaciones y culturas: israelitas, persas, brahmanes,esenios, japoneses, han sido usados en ceremonias
iniciáticas y rituales.
Tal vez sea una prueba inequívoca de tanta simbología, y tanto rumor sobre la relación del arquitecto catalán y la masonería.
Donde menos uno se lo espera brinca la liebre.
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